En los últimos años, muchas instituciones de educación superior en Estados Unidos han celebrado un logro importante: el aumento histórico en la matrícula de estudiantes hispanos.
Entre 2005 y 2021, el número de jóvenes hispanos de 18 a 24 años inscritos en la universidad se duplicó, pasando de 1.2 a 2.4 millones
Fuente: U.S. Census Bureau
Este crecimiento no es solo demográfico. Refleja la ambición, la perseverancia y el deseo colectivo de una comunidad que apuesta por la educación como herramienta de movilidad social.
Pero mientras las cifras de ingreso suben, hay una verdad incómoda: muchas universidades aún no están preparadas para retener a estos estudiantes.
¿El problema? No es la intención. Es la ejecución.
Aunque muchas instituciones han avanzado en atraer a estudiantes hispanos, pocas han invertido con la misma fuerza en crear experiencias de permanencia. El resultado: altas tasas de abandono, especialmente en el primer año.
Según el National Student Clearinghouse Research Center, la tasa de retención en primer año para estudiantes hispanos es de 63.6%, por debajo del promedio nacional de 68.2%.
Esto no ocurre por falta de capacidad académica. Ocurre porque la cultura institucional no siempre refleja ni responde al contexto de quienes llegan.
¿Qué está fallando?
- Modelos de reclutamiento centrados en lo académico, no en lo emocional
- Mensajes traducidos, pero no transcreados
- Ausencia de representación auténtica en portavoces, historias y espacios
- Campañas que ignoran a la familia, que en las comunidades hispanas suele ser un actor clave en la toma de decisiones
¿Qué funciona? 5 acciones que marcan la diferencia
- Currículos culturalmente relevantes
Incluir experiencias, historias y voces hispanas dentro del aula genera pertenencia. - Mentoría con propósito
Conectar a estudiantes hispanos con otros estudiantes, docentes o egresados que comparten su historia. - Acompañamiento familiar
Involucrar a padres, madres, tíos y abuelas en el proceso educativo. No es una estrategia de marketing, es una realidad cultural. - Apoyo emocional, no solo académico
El bienestar mental y la contención emocional deben formar parte del paquete institucional. - Comunicación con códigos culturales
¿Tu universidad habla en inglés, pero piensa en español? Transcrea tus mensajes para resonar, no solo informar.
El crecimiento de la matrícula hispana es solo el comienzo. La verdadera transformación ocurre cuando esa matrícula se convierte en permanencia, graduación y liderazgo.
Las universidades que entienden esto no solo educan. Construyen comunidad. Y diseñan futuro.
¿Tu institución está lista para rediseñar la forma en que se conecta con el estudiante hispano?
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